Este blog es mi particular baúl de recuerdos, una hucha de momentos que me enriquece y me hace sentir que la vida es para vivirla sin prisa pero sin pausa...







miércoles, 9 de marzo de 2011

El nombre de la rosa

Hoy, mientras comía, he tenido ocasión de echarle un vistazo al suplemento Culturals que cada miércoles edita La Vanguardia. Normalmente nunca le presto atención a este tipo de publicaciones, entre otras cosas porque reparto mi escaso tiempo del desayuno en visualizar (que no leer) los dos periódicos (El Periódico y La Vanguardia) que pone a disposición de la clientela la cafetería que frecuento.

Pues bien, en el citado suplemento dedican la portada y las páginas principales al fenómeno literario del best seller y analizan sus orígenes, sus implicaciones y su evolución a lo largo de la historia para acabar concluyendo el reportaje con un ranking de los best sellers más importantes de las últimas décadas. De entre estos destaca, en mi opinión, El nombre de la rosa, exitosa obra de Umberto Eco publicada en 1980 y de la cual se afirma, textualmente, que es "El cruce más conseguido de novela de género y alta cultura. Este thriller de ambiente medieval constituye el mejor best seller italiano del siglo XX. Con su doble homenaje a Holmes y a Borges, se convirtió en referencia del best seller de calidad". Coincido plenamente.

El nombre de la rosa es una de mis novelas de referencia. Recuerdo haberla leído en tres o cuatro ocasiones y haber completado la lectura con las Apostillas a El nombre de la Rosa, una especie de manual de lectura y entendimiento de la obra en la que se desgranan parte de sus misterios y en la que su autor se manifiesta y reafirma. Recuerdo haber subrayado en el propio libro párrafos y escenas que me llamaron la atención, como si yo fuera el mismísimo Adso de Melk y tuviera que aprender de mi maestro, el fraile franciscano Guillermo de Baskerville. Y recuerdo, años más tarde, haber visto en multitud de ocasiones la versión cinematográfica del mismo nombre, de menor calado que la novela pero en la que Connery, el gran actor, dejó de ser Sean para convertirse por siempre jamás en Guillermo.  

He aquí las muestras de mi admiración, la novela y sus apostillas y, por supuesto, el DVD, en edición limitada y formato coleccionista, que fue uno de esos regalos que, contrariamente a lo habitual, lo fueron con acierto:







Y "mira tú por dónde", como dicen los castizos, años más tarde volví a reencontrarme con El nombre de la rosa, con la novela y con la película, con la abadía, con Adso de Melk y con Guillermo de Baskerville... Fue durante nuestras pasadas vacaciones en Viena cuando Peter, el guía que nos asignaron y profesional como pocos, nos ofreció la posibilidad de hacer un pequeño crucero fluvial por el Danubio y, de paso, visitar la Abadía de Melk, a orillas del río, en el norte de Austria. Aceptamos con los ojos cerrados, como no podía ser de otra forma: teníamos la posibilidad de visitar la abadía cuya biblioteca inspiró a Umberto Eco la trama de su novela y en cuyo honor dio nombre a uno de los protagonistas, Adso de Melk.

Recuerdo que llovía y que tuvimos que improvisar la compra de un chubasquero en una tienda de souvenirs. La abadía, de la orden de los benedictinos, está situada en lo alto de un acantilado rocoso desde donde se domina el Danubio; fue fundada en el siglo XI y aún hoy día se dedica a la docencia de casi mil estudiantes.



Lo que más me impresionó fue la biblioteca, de doble planta, con una accesibilidad desconocida en monumentos de este tipo, y lugar de custodia de innumerables manucritos. ¡Qué sensación tener todos aquellos libros al alcance de la mano, tan bien dispuestos, tan ordenados, vestidos con el polvo que solo se atesora con la historia y el transcurso del tiempo!.






Por un momento me transporté a los tiempos de Adso y Guillermo y me sentí espectadora privilegiada de las escenas de la novela. Y afortunadamente sólo espectadora y no protagonista porque la única fémina del reparto tenía el poco agraciado papel de campesina, hambrienta y prostituta. Pero poco me duró la ensoñación: una taxativa frase ("mamá, tengo pipi") y la llamada del guía para comer aprovechando un ligero rayo de sol entre las nubes, me devolvieron a la dura pero placentera realidad de la vida de turista.

2 comentarios:

  1. Vaya forma de enlazar temas...jajaja! De un viaje en autobús, pasamos a hablar de fútbol. De un suplemento de La Vanguardia, a una visita cultural enmarcada en un viaje en Viena. Serás capaz, en próximas entradas, enlazar el tocino con la velocidad???? Menos mal que tienes lectores asiduos... Por cierto, si pones en Google "carpediemhospitalet blogspot" apareces como primera entrada.

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  2. ¡La leche!. No me imaginaba yo que pudiera ser tan "famosa".

    En cuanto a los enlaces, a eso se le llama dominar el tema de la dialéctica con una misma ;)

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