Este blog es mi particular baúl de recuerdos, una hucha de momentos que me enriquece y me hace sentir que la vida es para vivirla sin prisa pero sin pausa...







miércoles, 22 de junio de 2011

Dos cuadros para dos hermanos

¡Por fin! Después de darle muchas vueltas, de cogerlo y dejarlo en multitud de ocasiones y de algún que otro percance a la hora de enmarcarlo, por fin he acabado el cuadro que estaba haciendo para mi hermano. ¡E incluso lo he acabado a tiempo para dárselo como regalo de santo!. Se trata de una réplica del famoso cuadro de Joan Miró "Mujer, pájaro y estrella", y lo elegí porque me pareció sencillo en cuanto a ejecución (es relativamente pequeño, muy colorido y con grandes espacios del mismo tono) y porque me "encajaba" bastante bien con el "pisito" de mi hermano.

Este ha sido el resultado final:


Pero éste no ha sido el único cuadro que he hecho para mis hermanos. Hace un par de años bordé uno para mi hermana de temática absolutamente distinta, un desnudo en tonos sepia que desató mis dudas mientras lo iba bordando (porque no acababa de apreciar el juego de sombras de los diferentes colores) pero que acabó sorprendiéndome gratamente una vez enmarcado. Al final, lo encontré ideal tanto para la destinataria como para su casa:


Ahora sólo me falta hacer el cuadro para el último de mis hermanos pero para acometer ese trabajo creo que aún tengo tiempo... al menos, todo el tiempo que a él le falta para tomar la decisión de independizarse porque -digo yo- tendré que ver la que sea su casa para saber qué cuadro encaja mejor, ¿no?  ;)

domingo, 19 de junio de 2011

La familia y uno más

¡Hoy hemos inaugurado oficialmente nuestra temporada de playa 2011!. La verdad es que no hemos elegido el día más idóneo, porque la mañana se ha levantado bastante nublada. Incluso Martín, en un arranque de perspicaz inocencia, se preguntaba por qué cuando él va al cole siempre hace calor y los fines de semana hace mal tiempo. Reconozco que yo también me lo he preguntado muchas veces...

Al final hemos aprovechado la primera incursión marina de la temporada para dar un poco de color a nuestro aspecto lechoso e invernal... y para incrementar la familia: un intrépido cangrejo que merodeaba entre nuestras toallas y que no sabía dónde se metía ha cambiado de domicilio para venirse a vivir con nosotros. Es decir, que ahora somos la familia y uno más, y teniendo en cuenta que ya tenemos dos gatas, dos peces, dos hámsters y ¡un caracol! no sé si montar un zoo en casa o ceder el piso para la grabación de los próximos capítulos de Bob Esponja.

Aquí os presento a nuestro nuevo amigo:




¿A que impresiona en este primer plano?. Pues para que os hagáis una idea del tamaño real del animalito en cuestión, aquí os lo muestro en compañía de un muñeco de Bob Esponja de los que regalan los huevos Kinder:




Lo dicho: de aquí a "Fondo de Bikini", un paso. Ahora sólo nos falta ponerle nombre. Se admiten sugerencias...

jueves, 2 de junio de 2011

Conxuro da queimada

Esta tarde he estado "marujeando" con mis compañeras de trabajo. Es lo que suele pasar cuando varias mujeres de una misma edad, con situaciones, preocupaciones y responsabilidades similares, se juntan durante un rato de ocio: que acabamos "arreglando el mundo" y hablando de las más diversas cuestiones en un intento de evadirnos de la ajetreada vida que nosotras mismas nos hemos impuesto.

En concreto, esta tarde le "sacamos punta" a un programa de televisión que vimos anoche en Antena 3 y que bajo el título Mi casa es la mejor  presentaba las disparatadas situaciones en las que cuatro personas que no se conocen entre sí muestran sus viviendas por turnos al objeto de determinar entre ellos cuál es la mejor casa. Después de criticar al programa en cuestión desde todas las ópticas pobibles, acabamos enlazando el tema con la circunstancia que se le presenta a una de mis compañeras para este fin de semana: celebra en su casa una reunión entre amigos con cena incluida y quiere obsequiarlos con algún detalle.

La verdad es que yo no he podido ayudarla mucho porque mi vida social es bastante reducida, pero le expliqué cómo era el detallito que regalé en la última cena que celebramos en casa. Fue el año pasado, cuando regresamos de nuestras vacaciones de verano en Galicia cargados con los típicos productos del pueblo y pensamos en compartirlos con un pequeño grupo de amigos organizando en casa una cena "a la gallega". No faltaron la empanada, los pimientos de Padrón, el queso de tetilla, la zorza, los chorizos caseros, el pan de pueblo, el vino albariño... y, a modo de servilletero, unas tarjetitas cuadradas hechas en papel pergamino con el Conxuro da Queimada escrito en castellano y en gallego:



Fue un detallito sencillo, rápido de hacer y de bajo coste, adaptable a cualquier otro tipo de texto o dibujo y bastante apropiado para el tipo de cena que organizábamos. Espero que a mi compañera le haya servido de algo mi sugerencia... en nuestra próxima sesión de "marujeo" seguro que me pone al corriente.

miércoles, 1 de junio de 2011

Heidi

Lo reconozco: yo también he sucumbido al embrujo del "manga". Y sin ser consciente, que es lo más grave. Fue hace unos años (tampoco muchos) cuando mi hermano pequeño me aleccionó en el asunto y me explicó que series infantiles de los años '70 como Heidi o Marco fueron las primeras manifestaciones del multitudinario fenómeno "manga" de hoy en día, el mismo que cada otoño reúne en La Farga de L'Hospitalet a miles de personas en busca de algo (no sé muy bien qué) en relación a este género literario, artístico y cinematográfico.

Y es que si hubo una serie de dibujos animados que marcó mi infancia desde bien pequeña esa fue, sin lugar a dudas, Heidi. Sí, yo fui una de aquellas niñas que esperábamos con impaciencia nuestra parcela de televisión de cada sábado, entre el Telediario de "La 1" (la única cadena que existía entonces) y la película de la tarde (generalmente del oeste), para recrearnos con las aventuras de una niña que vivía en una montaña de los Alpes con su abuelo y que contaba entre sus amigos con una niña ciega, un pequeño cabrero llamado Pedro y un puñado de cabras. Y fue entonces cuando quise dormir en un colchón de paja, cuando odié a la "señorita Rotenmeyer", cuando lloré con la milagrosa curación de Clara que por fin pudo caminar, y cuando me creí a pies juntillas que los pequeños panecillos de pan de Viena, redondos y tiernos, que mi madre me compraba en la panadería del barrio eran los mismísimos panecillos de Heidi.

Tanto me marcó esta serie que guardo fotografías familiares de mi niñez en las que aparezco con el cuento de Heidi en las manos. Y no sólo eso sino que atesoro entre mis objetos de recuerdo una colección de discos de vinilo pequeños (los famosos "singles") que me regaló un amigo de mi hermano mayor y en los que se narra la serie, como si fuera una radionovela de las de la época...


...y también guardo otro disco con la banda sonora de la serie que en el reverso de su funda lleva escrita la letra de las canciones ("Abuelito dime tú" y "Oye") para que las fans incondicionales de la serie pudiéramos aprendernoslas:




Pero hay más... mi hermano pequeño, con ocasión de un viaje que hizo a Japón hace un par de años, recordó mi obsesión por la niña de los Alpes y me trajo de tierras niponas un "colgantito" decorativo para el móvil con la figura de Heidi...



...y un diaporama (creo que se llama así) donde se recrea la típica escena de la serie en la que niña y abuelo comen al calor de la lumbre en compañía de Niebla...


Obviamente, ambos detalles forman parte de los objetos de culto que decoran las estanterías de mi biblioteca y que aún no han sucumbido al interés de Martín. De hecho, ni la propia serie (que también guardo en formato DVD) ha llamado su atención. Claro que las posibilidades de elección de los niños de hoy en día en cuanto a consumo televisivo se han multiplicado hasta límites ni siquiera intuidos en los años '70.