Este blog es mi particular baúl de recuerdos, una hucha de momentos que me enriquece y me hace sentir que la vida es para vivirla sin prisa pero sin pausa...







jueves, 19 de abril de 2012

Pan con leche

¿Quién no ha disfrutado alguna vez de un enorme bol de leche fresca lleno de "barquitos" de pan para desayunar?. Será que me estoy haciendo vieja, pero recuerdo con nostalgia mis tiempos de niña cuando en vacaciones, sin el apremio del reloj para ir al "cole", me desayunaba con enorme satisfacción esa delicia de la gastronomía tan poco apreciaba en estos tiempos que corren. En aquella época en L'Hospitalet aún había vaquerías o lecherías que te vendían la leche recién ordeñada y aunque ya peino canas tampoco estoy hablando de la prehistoria sino de la segunda mitad de la década de los años '70. Aunque no solíamos comprar la leche allí sino en la tienda del barrio, en un recipiente de plástico tipo bolsa (como las bolsas en las que se venden las bolitas de mozzarella fresca, pero con capacidad para un litro de leche) mis hermanos y yo sí solíamos pasar de vez en cuando para ver a las vacas a través de los agujeritos de las puertas de madera. ¡Qué tiempos!

Bien, como decía, con la leche fresca que nos compraba mi madre y el pan que -al menos como yo lo recuerdo- sabía a pan, disfrutaba como una enana, hasta tal punto que me acababa todo el contenido de la taza sin beberla, a cucharadas de pan mojado en leche (con Nesquik, eso sí).

Pero esto, como todo, está cambiando. Y no es que uno no pueda darse un homenaje a base de un tazón de leche con pan, sino que las posibilidades para hacerlo ahora son múltiples y variadas. Sin ir más lejos, en los últimos meses he descubierto que uno puede comprar pan y leche fresca (???) a cualquier hora del día, gracias a estos dos dispensadores 24 horas que pudimos fotografiar en sitios tan dispares como Monforte de Lemos (en el caso de la leche fresca) y Santurce (en el caso del pan):



El tema de la dispensadora de leche fresca tiene su "gracia" sobre todo porque está ubicada en Galicia, una de las zonas de mayor producción láctea de toda España. Otra cosa es que nos creamos que es "fresca", tal y como se lee en un pequeño rótulo de la propia máquina, porque para mí (que gracias a la familia "politica" tengo ocasión de ver de dónde sale la leche de verdad) de fresca tiene más bien poco. Pero no puedo juzgar mucho más allá: reconozco que ni la he comprado ni tengo mayor intención de hacerlo, sobre todo porque la máquina en cuestión está colocada en el exterior de una gasolinera, lo que tampoco me parece el lugar más idóneo e higiénico para la venta de este producto.

En cuanto al dispensador de pan, tengo mayores referencias porque está ubicabo en el exterior de la panadería de uno de nuestros clientes, en Santurce. El producto que se sirve a través de la máquina es el mismo que se pone a la venta en la tienda y son los propios panaderos quienes se encargan de rellenar el dispensador. En palabras de los propietarios, la máquina en cuestión funciona a las mil maravillas y están orgullosos de ser los primeros panaderos del todo el País Vasco que disponen de semejante artilugio. Y es que, como ellos dicen, alguien tiene que empezar y el que se arriesga e innova tiene más oportunidades de salir adelante.

En cualquier caso, yo seguiré con los usos y costumbres tradicionales y cuando me apetezca tomar un buen tazón de leche con pan acudiré al brik de la nevera (a falta de auténtica leche fresca de vaca) con pan artesano del que aún se puede encontrar en alguna panadería perdida de la mano de Dios. Eso, o bien me espero a estar en Galicia donde tengo la suerte de disponer de ambos productos sin necesidad de salir de casa.


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