Este blog es mi particular baúl de recuerdos, una hucha de momentos que me enriquece y me hace sentir que la vida es para vivirla sin prisa pero sin pausa...







miércoles, 23 de febrero de 2011

¡A jugar!

¡Por fin hemos encontrado el dichoso disfraz de mosquetero!. Después de recorrer las tiendas de juguetes y disfraces de medio L'Hospitalet, al final, en una tienda pequeñita y antigua del barrio de Collblanc, hemos encontrado el que está llamado a ser el segundo disfraz de Martín para el próximo Carnaval. Y digo segundo porque los Reyes ya le trajeron el que él quería (el de "Zorro - Generación Z") y ahora, gracias a las nuevas prácticas pedagógico-educativas del "cole" (de las que ya he hablado en otro momento), hemos tenido que hacer un segundo e inesperado dispendio en esta otra vestimenta carnavalera. ¡Y menos mal, porque ya me veía involucrando a la abuela -sin experiencia alguna en estas lides- en el diseño y confección del traje!.

Hasta el año pasado eran los profesores los que, con cuatro bolsas de plástico, unas pegatinas, unas cintas, cartulinas de colores y poco más, ideaban el que sería el disfraz para todos los niños de la clase. De este modo todo el grupo iba disfrazado de una misma cosa, como si de una comparsa se tratara, y los niños se sentían orgullosos de haber sido ellos mismos -con la ayuda de sus profesores- quienes habían hecho sus propios trajes. Pues bien, las cosas están cambiando y si antes los disfraces salían del colegio, ahora entran. Y esto es así porque en este nuevo estado de cosas que estamos viviendo son las familias las que se las tienen que ingeniar para disfrazar a los niños siguiendo las indicaciones del centro que agrupa a los niños por temáticas, les hace componer un baile y, finalmente, les hace representar su trabajo en el patio ante el resto de niños. Y a Martín, como ya he dicho, este año le toca ir de mosquetero y no de Zorro. En fin, todo sea por la "paz escolar" y por la certeza de que los niños se lo pasarán en grande haciendo lo que, en definitiva, más les gusta: jugar.

Hablando de jugar, y cambiando un poco de tercio, voy a retomar aquí el tema de mis trabajos en punto de cruz mostrando unos tableros de juegos de mesa que bordé hace ya unos cuantos años (¡a finales del siglo pasado!). Se trata de un colorido y vistoso parchís y un ajedrez a los que sólo les falta las fichas y las ganas de jugar.

El parchis es muy sencillo, con motivos geométricos en las esquinas y bordado en colores muy vivos. Realmente, con una buena imaginación y algo de maña se puede incorporar cualquier dibujo en las esquinas (personajes Disney, frutas, animalitos...) pero yo preferí hacerlo con este tipo de motivos lineales que, además de dar sencillez al tablero, acaban cansando menos:


Por contra, el tablero de ajedrez está algo más elaborado porque incluí en unos extremos las figuras de las principales fichas y en los otros dos lados las coronas y escudos de cada uno de los jugadores. Todo ello rematado con una cenefa del mismo color que los cuadros oscuros del tablero -que aquí son en tono verde en lugar de negro- y enmarcado con una moldura con un filo de marquetería que me pareció muy adecuada:


Estos son los dos juegos de mesa que tengo... por el momento. Entre mis proyectos han encontrado hueco también el juego de la oca y un tres en raya con ranitas. Ahora sólo falta cruzar la línea que separa los proyectos de la realidad.

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