Este blog es mi particular baúl de recuerdos, una hucha de momentos que me enriquece y me hace sentir que la vida es para vivirla sin prisa pero sin pausa...







lunes, 14 de febrero de 2011

San "Calentín"

Hoy es San Valentín (San "Calentín" para los amantes más "entregados"). La verdad es que después de tres días haciendo mención al santo de la jornada empiezo a pensar que este blog es como un santoral en el que cada nueva reflexión tiene algo que ver con algún habitante de los altares. Nada más lejos de mi intención: trataré de enmendarme en sucesivas entradas...

Volviendo a San Valentín... hoy se celebra en medio mundo lo que tradicionalmente se ha institucionalizado como "el día de los enamorados". Yo, particularmente, creo que es un invento de "El Corte Inglés" o, mejor dicho, del propietario de las antiguas "Galerías Preciados" que fue el que, allá por los años '50 del pasado siglo, decidió sacar rendimiento a la vena más comercial de esta celebración. Desde entonces, cada 14 de febrero los escaparates de tiendas y grandes almacenes, las agencias de viajes, los hoteles y restaurantes... se tornan de un carmín encendido que nubla el entendimiento en un intento de hacernos partícipes, no ya del más puro sentimiento del amor, sino también de sus propias y particulares perspectivas económicas y de negocio. Y es que no hay negocio que se precie en el que no tengan su particular protagonismo los corazones, las flores, los angelitos y cualquier otro detalle vestido con el manto del amor.

Como ya he expuesto en anteriores reflexiones, ni yo ni los míos gustamos de celebraciones que vengan impuestas por la página del calendario. Al contrario, la mayor parte de las veces aparcamos este tipo de historias y tratamos de centralizar nuestros detalles en algo que nos haga sentirnos más realizados, que nos compense personalmente y que nos permita compartir cosas fuera de lo cotidiano. Por ejemplo, el pasado mes de mayo nos concedimos un fin de semana de asueto en Teruel que no sólo existe sino que se ha encumbrado como la Ciudad de los Amantes.

Los Amantes de Teruel ("tonta ella y tonto él", como dice el dicho popular) fueron los protagonistas de una desgraciada historia de amor acaecida allá por el siglo XIII y perpetuada hasta nuestros días en forma de leyenda de la cual Teruel ha sabido sacar provecho turístico al dedicarle un museo específico (Museo de los Amantes de Teruel) donde se conservan las momias de los jóvenes protagonistas y se levanta un mausoleo en su honor.

Desde luego, aparte del respeto inicial que puede darle al visitante la contemplación de las momias que se pueden distinguir con toda claridad y que están bajo las estuatas yacentes, el monumento en cuestión bien merece una visita. Para muestra, este botón en forma de fotografías en las que se aprecia el mausoleo de mármol, cinzelado con una precisión digna de admiración:

 


En palabras de la guía del museo, "la fría serenidad de los Amantes, cuyas manos no llegan a juntarse, es símbolo de un amor que desborda los conceptos humanos". Es posible -no lo pongo en duda- pero yo casi prefiero un amor más mundano, más palpable, hecho de pequeños detalles y de sencillos e irrepetibles momentos cotidianos. Mi ejemplo: una pequeña rosa con la que me obsequiaron los hombres de mi casa y que (guardadme el secreto) cogieron de un jardín público de Teruel.



No venía envuelta en celofán, ni traía un gran lazo, y nadie le había quitado las espinas... pero era más real y más auténtica que muchos de los regalos que se desenvolverán durante el día de hoy o, al menos, a mí me lo parece.