Este blog es mi particular baúl de recuerdos, una hucha de momentos que me enriquece y me hace sentir que la vida es para vivirla sin prisa pero sin pausa...







viernes, 18 de febrero de 2011

Vámonos de tapas...

¡Qué barbaridad!. ¡Ya estamos a viernes otra vez!. Creo que tengo que hacérmelo mirar porque no es posible que encadene una semana con otra casi sin darme cuenta y con tantas cosas pendientes por hacer. Ya lo dice mi madre: "tantas haciendas y tan mal atendidas". En fin... (y aunque no sea mi lema), "ya lo pensaré mañana", como diría la célebre Scarlett O'Hara en Lo que el viento se llevó.

Después de la tempestad de ayer (mis zapatos aún conservan la humedad), ha llegado la calma y hoy el cielo luce con un azul intenso que invita a pasear y a tomar algo. Si, ya sé que no toca, que aún no se ha acabado la semana laboral y que el deber obliga pero... reconozco que me apetecería sentarme en una terraza al sol a leer el periódico mientras tomo un vermut (en mi caso, Coca-Cola con limón y algo de hielo), acompañado de alguna de esas exquisiteces en forma de tapa-aperitivo que nos ofrece la gastronomía popular española y que, aunque con dificultad, todavía se encuentran.

Recuerdo, sin ir más lejos, unos chorizos al infierno que nos sirvieron durante nuestro viaje a Granada en las Navidades del 2009: ¡espectaculares!. La verdad es que no sé como un bocado sin pretensiones como éste, algo tan básico, puede llegar a estar tan bueno. Quizá por su sencillez: chorizo de pueblo, ensartado en un pincho metálico y asado lentamente al fuego prendido en un recipiente de barro, acompañado de un buen pan artesano. Lástima que de la fotografía no se desprenda el aroma y el calor de tan sabroso bocado...


A Martín le gustaron tanto que antes de finalizar nuestra visita a Granada nos hizo volver de nuevo a la tasca donde los probamos por primera vez. Sin embargo, en esta segunda visita nos topamos con el peso de la tradición de los bares de Granada según la cual, al ser la tapa una atención de la casa que no se paga, no se puede elegir. Es decir, tú pides la consumición y acompañando a ésta te sirven la tapa que corresponde a ese día; si pides varias rondas, en cada una de ellas te servirán una tapa diferente y por ninguna de ellas abonarás ningún importe fuera del precio de tus consumiciones. No recuerdo lo que pagamos, pero sí que me pareció baratísimo en comparación con lo que estamos habituados a pagar aquí en Barcelona.

Sin duda, un buen motivo para volver a Granada... como lo es también la amabilidad y la buena atención que nos dispensó el dueño del local que, saltándose la tradición, se apiadó de los chispeantes ojos de Martín y le sirvió de nuevo los exquisitos chorizos al infierno.

1 comentario:

  1. mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
    mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
    mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
    mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
    aún estoy babeando, e inevitablemente, me hace pensar en ¿donde estará mi ansiado Remigio?
    buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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